REPRODUCTOR

jueves, 20 de noviembre de 2008

EL ARTE DE LAS CARICIAS

Dar y recibir afecto
El arte de las caricias
Saber cómo propinarlas crea un mejor ambiente sensual

Por María Fernanda, en 4 de Agosto de 2008

Es a través del tacto que podemos sentir calor y frío, el dolor y presión, pero también se pueden tener un mayor número de posibilidades ya que debido a este, podemos comunicar nuestros sentimientos, dando y recibiendo placer y expresando cuáles son nuestros deseos y necesidades. Sin embargo, a pesar de que el tacto es un sentido natural del ser humano, no necesariamente se da en las relaciones y es que lo más probable es que debamos redescubrir y percatarnos de este, ya que hay algunas personas que tienden a reducir la sesión amorosa al acto sexual.

Si bien cada pareja tiende a tener un estilo sexual y una evolución propia se sabe que la mayoría sigue un orden bastante muy parecido en lo que respecta a las caricias y juegos eróticos que se dan antes del acto sexual. Esto se debe a que cuando se inicia tal acto, las zonas erógenas son áreas que se piensan totalmente prohibidas, por lo que no parece ser adecuado estimularlas.

Así, caricias, besos y abrazos también forman parte de todo el acto sexual y en efecto constituyen los ingredientes que convierten la sexualidad en una experiencia donde ambos sienten mucha gratificación, tanto en el plano sexual como en el emocional.

Algo que también tiene que ver con las caricias es el masaje sensual puesto que hacerlo acerca a ambas partes, siendo una forma muy intima y erótica de poder recorrer el cuerpo del otro con las manos y a veces también puede ser una especie de preludio al acto sexual; mientras que se sabe que diferentes personas piensan que el simple hecho de recibir y dar un masaje ya constituye un forma de relación sexual.

Un masaje sexual le brinda a la pareja una sensación embriagadora con la que se puede llegar a alcanzar un mayor nivel de intimidad y además, un intercambio sexual más completo y fuerte. Así, con este masaje se puede aprender a liberar tensiones y bloquear el cuerpo y también el de la pareja; así como también poder experimentar placer a través de la relajación de los músculos que se encuentran tensionados y también cómo llegar a aumentar las emociones. Además, por ser un paso previo a una estimulación erógena no se deben tocar los pechos ni los genitales de la mujer hasta que esta no esté muy bien relajada.


Así, en el arte de acariciar intervienen dos factores muy importantes, el aprender a acariciarse y también el de dejarse acariciar, por lo que no necesariamente una persona debe concentrase solamente en las zonas erógenas más comunes, ya que la piel, en realidad todo el cuerpo humano tiene muchísimos puntos sensibles que se deben descubrir día a día de una relación amorosa.

En tal caso, las caricias que se dan de una manera suave con la lengua y los labios, así te recomiendo empezar en los lóbulos de las orejas, continuar por el cuello, seguir alrededor de la boca, y continuar por la nariz y las mejillas para luego recorrer el pecho del hombre, que en el caso de la mujer serán los senos, es decir sus curvas y los pezones luego llegar a la espalda, los costados, el abdomen, la zona del ano, las piernas, la zona trasera de las rodillas, el ombligo y terminar en los pies. Esta será una caricia que llenará de placer a la pareja así como también le dará una mayor conexión a ambos.

Además, también tiene una particular importancia el hecho de morder algunas veces estas zonas que te he descrito líneas arriba pero siempre con mucha delicadeza y pudiendo darte cuenta de cuál o cuáles son las reacciones de tu pareja y es que cabe destacar que muchas parejas disfrutan de estos mordisqueos durante el acto sexual en sí.

De otro lado, también existe una estimulación por pellizcos la cual es muy gratificante y se debe dar con gestos breves y simples, alrededor de todo el cuerpo de la pareja. Usualmente se utilizan el pulgar y el índice de la mano, aunque también se pueden utilizar los labios. Sin embargo, una persona debe ser totalmente delicada al ejecutar esto para que así se pueda obtener el efecto de excitación que se desea.

Las caricias tántricas
Las que se dividen en cinco fases:

Caricias suaves: ambas partes se acarician de una forma circular y luego de arriba hacia abajo durante unos quince minutos, puedes ayudarte con un aceite aromático.

Proximidad silenciosa: él detrás de ella pero sin llegar a la penetración; luego se miran intensamente y se besan con suavidad piel con piel y sin ningún tipo de inhibición, bloqueo, miedo o vergüenza.

Senos y genitales: momento de acariciar senos y genitales, con movimientos suaves y circulares. Esto puede durar una media hora más y aunque haya síntomas de querer directamente ir al grano, esto no debe ocurrir.

Energía integral: esta etapa tiene que ver solo con los genitales de la pareja, se debe recorrer toda la longitud del pene y él debe acariciar la vulva con suavidad y también ternura sintiendo que la energía sexual invade todo el cuerpo.

Penetración estática: descansen, tomen agua y coman fruta, ya que luego la mujer debe echarse sobre él para proseguir con la penetración pero sin que ella se mueva o él, simplemente deberán seguir acariciándose, mirándose a los ojos y concentrándose en el otro y lo que va sintiendo. Así, si la erección es muy alta, el hombre debe retirar a la mujer o respirar de forma lenta y profunda o también apretarse la zona del perineo con los dedos para evitar que aparezca la eyaculación.

domingo, 9 de noviembre de 2008

DESPERTAR LA ATRACCION

EL DESPERTAR DEL DESEO
La atracción que una persona despierta sobre otra continúa siendo un misterio. Se han llevado a cabo numerosos estudios acerca del despertar del deseo e, incluso, algunos han desarrollado teorías que rápidamente se desvanecen al contrastarlas con la realidad. Dichas teorías reflejan que a los hombres les gustan las mujeres un poco menores que ellos, que las personas se enamoran de quien comparte sus afinidades, o que pertenecen a clases sociales semejantes. Pero que dos personas se gusten es algo demasiado personal e íntimo como para poder explicarlo y desarrollar pautas preestablecidas.
Cómo Funciona el Deseo
Hay algo cierto en todo esto; el órgano sexual más importante es el cerebro. Él es quién decide, juzga, ama o rechaza a otros. El mundo exterior al completo llega al cerebro a través de los sentidos, la vista, el olfato, el gusto, el tacto y el oído son los sensores que reaccionan ante los estímulos externos y envían la información al cerebro para que la procese.
La reacción ante el deseo, una vez enviada la información al cerebro, está determinada por varias circunstancias; la primera de ellas es la experiencia personal de cada uno. Si una persona ha tenido vivencias desagradables en relaciones anteriores, cuando se presenta el deseo puede desaparecer rápidamente; no es así en el caso contrario, cuando se han vivido experiencias gratificantes, esa persona estará más dispuesta y más abierta a una nueva relación.
En pocos segundos se puede tomar una decisión sobre alguien; la primera impresión que llega al cerebro a través de la vista es su apariencia física, su forma de vestir, de hablar o de comportarse socialmente. Se ha dicho muchas veces que la gente busca en el otro unas características que les sea fácil reconocer, que les resulte agradable y que se complementen con ella. Por eso es muy fácil que el deseo se despierte entre compañeros de estudios o de trabajo, personas que vivan cerca, que visitan los mismos lugares y compartan gustos comunes. Aunque muchos crean tener un estereotipo formado de cuál sería su pareja ideal, a veces, la sorpresa juega un papel importante y se elige a un compañero o compañera que nada tiene que ver con las preferencias predeterminadas.
Los Gestos de la Atracción
Si en un bar o en una reunión de amigos hay dos personas que se gustan, rápidamente sus mentes y sus cuerpos se ponen a trabajar para llamar la atención del otro. De forma inconsciente sus músculos se tensan, la espalda está más erguida, los ojos se ven más brillantes y las pupilas se dilatan, incluso algunas personas llegan a emitir olores corporales distintos a los normales. Las miradas intentan encontrarse y de alguna manera captar el interés del otro. Poco a poco se acercarán hasta separarse del resto. Sus cuerpos se colocarán generalmente de frente a fin de impedir la intromisión de un tercero.
La postura de los cuerpos habla por sí sola; existen posturas abierta o cerradas, de aceptación o rechazo. Si una persona está sentada con las piernas juntas y los brazos cruzados sobre el pecho, esta diciendo "¡no te acerques!". Por el contrario si sus piernas están cruzadas una sobre otra y sus brazos separados o apoyados en el respaldo del asiento está en una clara actitud de acogida. El lenguaje corporal es una de las primeras señas que hace una mujer o un hombre para atraer la atención. La mirada, las manos, la forma de acomodarse invitan a la conversación; el segundo paso lógico en un primer encuentro.
Hablar de lo que le gusta, de sus preferencias, buscar puntos en común y poco a poco hacer algún tipo de comentarios sobre su personalidad es una manera de proponer a la otra persona llegar a conocerse y, si las circunstancias son favorables, iniciar una relación. El deseo se ha hecho presente y prepara todas sus estrategias de seducción.
Cuando una pareja ya es estable, lleva algún tiempo junta o muchos años, el deseo puede decaer con el paso del tiempo. El "no tener ganas" es, en ocasiones, un síntoma e que la rutina se ha instalado en la relación o bien que se han olvidado alimentar diariamente el deseo. Para recuperarlo ambos tiene que poner todo de su parte; volver a descubrir el cuerpo del otro, emplear más tiempo en la excitación antes de llegar al acto sexual, innovar con juegos eróticos, afrodisíacos o con algunos juguetes eróticos. Al hacer el amor experimentar con nuevas posturas que harán del sexo algo novedoso y siempre atractivo.
LA ATRACCIÓN Y LOS CINCO SENTIDOS
La publicidad bombardea diariamente con cuerpos de hombres y mujeres en actitudes sugerentes que se miran y se tocan; perfumes afrodisíacos que despiertan pasiones; bebidas y comidas que incitan al sexo; y músicas insinuantes, como preludio de una relación sexual. Todos los sentidos del ser humano están a disposición del placer. Una caricia no es sólo el contacto físico, es, también, ver, oler, oír, gustar. Los estímulos sexuales pueden ser desencadenados por cualquiera de los sentidos. Muchas veces en perfume especial, una imagen atractiva, un contacto, una voz o un sabor exquisito dan rienda suelta a una atracción sexual.
La vista
Una mirada a otra persona es una de las primeras percepciones sensoriales en el encuentro de una pareja; a través de ella se identifica al otro como objeto de deseo o también se le rechaza, dependiendo de los estereotipos que cada uno tiene formados en su mente sobre lo que más le gusta o disgusta del físico de los demás; descubrirlo en una persona es entrar en una dimensión sexual, si bien, también puede verse atractiva a una persona que no reúna esos requisitos previos. Y es que la mirada no sabe de reglas, la vista no actúa independiente de otros sentidos y muchas veces "mirar" es también oler, oír, tocar.
Las imágenes hermosas o gratificantes permanecen en la retina por más tiempo y producen una satisfacción que se convierte en placer. Contemplar una puesta de sol o mirar largamente el mar es tranquilizante, modifica el estado de ánimo. Pero, también, las imágenes despiertan el deseo sexual; revistas de hombres o mujeres, películas con escenas amorosas o simplemente un cuerpo desnudo o incitante, son capaces de excitar a cualquiera sólo con verlas.
En una relación sexual, la vista descubre el cuerpo de la otra persona. "Acariciar con la mirada" es excitante para los dos. El que es mirado entrega cada parte de su cuerpo para el deleite del otro y el que mira está recreándose en lo que ve y se despierta en él su deseo sexual. Incluso se ha comprobado que la sexualidad de los invidentes tiene unos matices diferentes a la de los videntes. Es por eso que la vista juega un papel importante en la erótica de la pareja. Algunos dicen que el hombre tiene más desarrollada que la mujer esta capacidad erótica, pero, quizás, sea más por costumbre y patrones culturales.
El Oído
Las palabras amorosas, la música o los ruidos de la naturaleza llegan al cerebro humano a través del oído. Los sonidos agradables producen placer y tranquilidad; una palabra de amor es confortante; disfrutar de una melodía evoca recuerdos y fantasías; incluso el mismo silencio es un "sonido" necesario para la relajación y la entrega sexual.
Durante una relación sexual el tono de voz cambia, se vuelve más dulce para agradar a la otra persona y las palabras que se dicen y la forma de decirlas pueden ser tan importantes como una caricia o un beso. Quizás las mujeres emitan más gemidos, quejidos o expresiones cariñosas que los hombres, pero, esto también es comunicación, porque ellos pueden comprender así las diferentes etapas que or las que atraviesa la mujer durante el coito.
Cualquier sonido se puede convertir en un estímulo sexual; por ejemplo, cuanto más gemidos o gritos emite una mujer, el hombre más disfruta (sólo por oírla). La comunicación de los cuerpos es primordial, sin embargo, las parejas también se hablan, ríen y gritan al hacer el amor.
El Gusto
El gusto es uno de los sentidos que más se asocian a un placer, aunque éste no sea exclusivamente sexual. En la sociedad, todo se festeja con una buena comida y una buena bebida, no hay acontecimiento de la vida, como un nacimiento, una boda o cualquier encuentro que no se celebre en una mesa llena de manjares. También es común oír hablar de otra persona usando símiles comestibles. Cuántas veces no se oye, por ejemplo, "esa chica es un bombón", "es una persona muy salada", o "muy dulce". Esta forma de comparar características físicas, o psíquicas, con alimentos viene a demostrar la íntima relación entre el sentido del gusto y el placer. Además, hay algunas comidas y bebidas consideradas afrodisíacas que, por sus cualidades, forma o color, despiertan al placer sexual.
El gusto también interfiere en una relación sexual a través del beso, ésta es la forma más común de contacto y la mejor manera de "probar" a otra persona. Asimismo, el gusto se da en el sabor de la piel a lo largo de todo el cuerpo ya que, como cada persona tiene un olor propio, también tiene un sabor especial. Las caricias bucales en los genitales, felación y cunnilingus son otras formas de hacer actúa al sentido del gusto, que proporciona al cerebro una reacción placentera.
El Olfato
El olor de la piel, del cuero, despierta el deseo sexual, es un estímulo erótico y uno de los mejores afrodisíacos naturales. El olfato es uno de los sentidos más asociados a la memoria; un olor puede evocar a una persona, un lugar, un hecho. Cada persona emite un aroma distinto, que es objeto de atracción o rechazo para los demás, y, en algunos momentos, el mero olor de la persona amada produce una gran excitación.
Las parejas se huelen para descubrirse, así como hacen los animales, que se reconocen mediante el olfato para sus relaciones sexuales. Los humanos no necesitan olfatearse, pero el olor que desprende la otra persona sí es importante en una relación sexual. El olor corporal está cargado de sustancias que atraen o repelen a otros.
Sin embargo, las fragancias naturales de cada persona se esconden muchas veces detrás de productos cosméticos que pretenden mejorar los olores propios de cada uno y van generando una cierta aversión al aroma corporal. Los desodorantes o perfumes, que se asocian a la seducción, están eliminando el olor natural del cuerpo, una de las formas más naturales de atraer a otra persona.
El Tacto
El contacto físico es, para la mayoría, el mejor modo de evocar sensaciones eróticas. El tocarse estimula a los receptores del tacto, que se encuentran distribuidos por todo el cuerpo: en la cara, en la lengua, los pechos, los genitales, los muslos, etc.; son las llamadas zonas erógenas, donde existe mayor número de receptores táctiles, que hacen más o menos sensibles unas determinadas zonas del cuerpo.
Las parejas se tocan, se palpan, se acarician; la exploración con las manos o con la piel del cuerpo del otro produce bienestar, a la vez que es uno de los mejores estimulantes del deseo sexual. Para excitar a la pareja a veces basta con tocar algunas de sus zonas más sensibles y, como el tocar o acariciar es un contacto de la piel con la piel, la caricia cumple una doble función: excita al que se toca y, a la vez, también el que lo realiza siente placer.
La caricia es la forma de tocarse más extendida, sin embargo, este hecho se ha ido limitando en la sociedad; no se trata de que éste prohibida, sino que se ha coartado la caricia hecha en pública. Sin embargo, el tacto produce en el cuerpo humano, y en la mente, muchas sensaciones que son necesarias: así una caricia amiga, produce bienestar y alivio, los niños recién nacidos necesitan del contacto para saberse queridos. Existe una amplia oferta en el mercado de masajes y sesiones corporales, que intentan suplir de laguna manera la falta de contacto en la sociedad.

COMO DISFRUTAR DE NUESTRA SEXUALIDAD

LA RESPUESTA SEXUAL

Los investigadores William Masters y Virginia Johnson, más conocidos como Masters y Johnson, fueron capaces de detallar las reacciones fisiológicas que involucran a la Respuesta Sexual Humana (RSH). Sus estudios, a lo largo de doce años, determinaron que la respuesta sexual es un proceso que consta de un principio y un final. Para hombres y mujeres el esquema de la respuesta sexual es el mismo: una vez que el deseo se ha despertado comienza la fase de excitación a la que le sigue la fase meseta hasta llegar al orgasmo y la resolución. Cuatro etapas que se diferencias entre los dos sexos por la reacción fisiológica de sus genitales.

La Respuesta Sexual Masculina

Cuando el hombre experimenta una excitación de cualquier tipo, el cerebro envía rápidamente una orden a los genitales, el pene se llena de sangre y se endurece, los testículos se suben y el escroto se hace más grueso; esta es la primera etapa de la respuesta sexual masculina y recibe el nombre de Fase de excitación.

Si se sigue adelante con la estimulación, ya sea manteniendo una relación sexual o una masturbación, se llega a la Segunda Fase o Meseta, donde el pene se hincha aún más, los testículos crecen en tamaño y el glande se vuelve de un color azulado; en esta fase también se cierra el esfínter interno de la vejiga, para impedir que el semen vaya hasta ella y evitar que con la eyaculación se produzca también la micción.

La próstata comienza a bombear el líquido seminal por los conductos deferentes hasta llegar a la uretra, el hombre ahora sólo necesita eyacular. Es la Fase del Orgasmo, los músculos se contraen y los órganos sexuales experimentan diversas contracciones para que se produzca la eyaculación y el semen brote a través el pene. El hombre tiene la sensación de no poder controlar estos cambios, aunque la expulsión puede tardar unos segundos; si la presión continúa el semen se disparará al exterior con contracciones a un ritmo de 0,8 segundos.

Cuando e ha llegado al clímax se produce la Fase de resolución, donde el pene pierde su erección, y los testículos y el escroto vuelven a su tamaño natural. El hombre necesita de un período de tiempo superior al de la mujer para recuperarse y conseguir otra erección. Este período varía en cada hombre, pero ya no se considera como un signo de virilidad la pronta recuperación

La Respuesta Sexual Femenina

Algunos de los cambios físicos en el orgasmo de la mujer son muy similares al del hombre, pero este ciclo tarda más en empezar, su duración es mayor y tiene la capacidad de repetirse inmediatamente. La Fase de Excitación para la mujer comienza con el endurecimiento de sus pezones, sus pechos se hinchan, los genitales, al llenarse de sangre se vuelven de un tono más oscuro. El cuerpo de la mujer se puede oscurecer levemente debido al aumento de la presión sanguínea.

Durante la Fase de Meseta, estos rasgos se acentúan y el clítoris se esconde bajo la piel que lo protege, la vagina emana un líquido lubricante y el útero se desplaza hacia arriba. La mujer comienza a sentir algunos espasmos, que se localizan en sus genitales, en un pie o en el vientre.

La Fase del Orgasmos se caracteriza por las contracciones del útero y la vagina, pero para que fisiológicamente se produzca un orgasmo son necesarias las contracciones del músculo pubococcígeo, el músculo que se origina en el pubis y termina en el coxis. Estas contracciones se inician a un ritmo de 0,8 segundos para ir decreciendo paulatinamente. El músculo pubococcígeo es el que recibe directamente del cerebro la orden del orgasmo, una vez que se ha estimulado el clítoris, los labios y la abertura vaginal. El cuerpo también sufre modificaciones, se arquea y los músculos se tensan, además de producirse otras transformaciones a nivel cerebral y emocional.

La Fase de Resolución femenina se caracteriza por el repliegue del útero que retorna a su posición de reposo, lo mismo que la vagina y el útero. Pero una de las grandes diferencias ente la respuesta sexual masculina y la femenina se produce en esta fase; mientras el hombre necesita de más tiempo para recuperarse, la mujer puede saltarse esta etapa y volver a repetir el orgasmo.

Los Diferentes Orgasmos Femeninos

Algunos hombres creen que las mujeres que no tienen orgasmos durante la penetración son frígidas; esto no es más que un error al intentar juzgar a la mujer sexualmente igual que al hombre. En la mayoría de los casos para los hombres el coito sólo se concibe si hay orgasmo, en cambio hay muchas mujeres que o alcanzan el clímax en la penetración.

Fue Sigmund Freud el que, por primera vez, clasificó dos tipos de orgasmos: el clitorídeo y el vaginal, pero fue más allá al señalar que, dependiendo del tipo de orgasmo que experimentaran, existían las mujeres vaginales o mujeres clitorídeas. Durante muchos años se consideró cierto el análisis de Freud, pero hoy se ha comprobado que se equivocó en esta distinción: el orgasmo es sólo uno pues es la respuesta a un estímulo. La diferencia es que la mujer llega al orgasmo a través de la estimulación del clítoris, la vagina u otras partes del cuerpo como los pezones.

Se ha comprobado que los orgasmos femeninos son más frecuentes cuando se estimula el clítoris que durante la penetración. En la vagina no hay terminaciones nerviosas, por eso durante el coito la mujer puede alcanzar el clímax si se friciciona el clítoris o se estimula el Punto G.

Existe también otra distinción en el orgasmo femenino que se refiere a la intensidad de sus sensaciones. El orgasmo resolutorio es aquel que algunas mujeres describen como una descarga total e la excitación, que las deja en un estado de relajación tal que no pueden volver a sentir otro orgasmo. En otros casos, el orgasmo llega en forma de pequeñas contracciones, como si la descarga de ese sentimiento se realizara poco a poco

El Orgasmo y la Pareja

En el orgasmo no sólo intervienen los órganos genitales sino que es un complicado proceso donde los sentidos envían al cerebro la información necesaria a través del sistema nervioso, para que éste la procese y la devuelva en forma de placer sexual. El orgasmo es un reflejo que se desencadena en la médula espinal, es una respuesta los estímulos, por eso, cuanto mayor es la excitación, cuantos más estímulos se envíen al cerebro, mayor será el orgasmo.

Pero para la pareja, o para cada uno de ellos en soledad, el orgasmo es mucho más que una respuesta fisiológica del organismo; representa la culminación del deseo, la cima de la excitación y también una satisfacción emocional.

Cuando una pareja hace el amor se involucran de tal manera que lo que uno siente , hace o desea influye en el otro. En el comienzo de una relación la atención del hombre o la mujer se centra en la pareja, intentan que el otro llegue a la excitación al ritmo que las circunstancias o los deseos personales marquen. Ambos van acariciando y sintiendo el cuerpo del otro, pero llega un momento en que esa atención mutua desaparece; es entonces cuado se produce el orgasmo, en el momento de mayor soledad. El orgasmo es vivido por cada uno de manera distinta y lo busca sin pensar en el otro, aunque luego puedan "volver a encontrarse" y continuar juntos en la aventura del sexo.

Son muchas las parejas que se sienten fracasadas sexualmente si no consiguen un orgasmo simultáneo; no se puede negar que si esto sucede puede ser muy placentero, pero no debe convertirse en una obsesión, ni siquiera es conveniente intentarlo. Si el hombre o la mujer están preocupados del orgasmo del otro, se pierde la concentración en sí mismo y puede llegar a ser perjudicial para la obtención completa del placer. Un orgasmo simultáneo es, o debería ser, cosa del azar.
IP